Hay frases que cambian radicalmente con solo un punto.
🟢 “No quiero saber” → Indiferencia total.
🟢 “No. Quiero saber” → Interés. El punto lo cambia todo.
Y eso se vuelve aún más evidente cuando estás frente a un desafío complejo. Como no saber cuándo poner punto final.
Un conocido me decía hace poco cuánto le habría servido tener la habilidad de detenerse a tiempo. De no decir esa frase extra que siempre terminaba detonando lo que no buscaba. Es un amigo bueno para los puntos suspensivos…
Y claro, a veces por no cerrar bien una conversación, un proyecto o una decisión, uno mismo abre espirales innecesarios.
Por dejar todo en un punto aparte, en vez de un sano punto final.
En nuestro trabajo pasa lo mismo.
Cuando un equipo pone todo su talento para resolver algo, es fundamental saber con precisión qué se busca y cuándo se logra.
Sin relativizar. Sin analizarlo por enésima vez. Sin seguir dándole vueltas.
Ese punto exacto en que se resolvió.
Por eso, para nosotros, “Resolvemos y punto” no es un slogan simpático, ni una gráfica con tres puntitos por diseño.
Es una promesa.
Una aclaración de cómo hacemos las cosas.
Un recordatorio constante: el trabajo no está para lucirse… está para resolverse.
Así que si ves en redes un audiovisual donde una agencia no encontró ese punto exacto…
Sí. Fuimos nosotros.
Y si no, no pasa nada. Te dejamos acá las creatividades para que las veas.
Para hacerte las cosas más fáciles.
Porque eso hacemos.
Resolvemos. Y punto.